Se levanta a la mañana, no tiene esperanza para un día más. ¿Qué es lo que hace? ¿qué es lo que piensa cuando se retira pesadamente del colchón? y sobre todo, ¿para qué o para quién lo hace?. Ella no lo sabe, y se lo pregunta cada día, para qué seguir con esta tortura cotidiana, para qué alargar la agonía. Come, poco, y sin ganas. Hoy parece tener todo menos sentido del que tiene siempre. No trabaja, ya hace más de seis meses que no puede siquiera esbozar una palabra con su lápiz gastado, y tampoco pinta, todo lo que hizo fue manchar mil lienzos de huecos, vacíos, negros. ¿Qué es lo que hoy hace que su vida (vida, es lo que ella cree que significa el seguir respirando) tenga menos sentido que siempre?. Está hundida en una depresión, en un pozo, y nunca puede tocar el fondo para finalmente dejar de existir. El suicidio, una salida de este pesar, le parece cobarde, muchos dicen (y esto llevó siempre a miles de discusiones, en el momento en que aún hablaba con sus amigos) que es un acto de valentía el hecho de quitarse la vida, que hay que “tener huevos” para hacerlo. Imposible, pensaba, ¿acaso no hay acto de mayor cobardía que dejar las penas y los problemas que nos sofocan para finalmente dejar de existir?. Mejor es sufrirlos, afrontarlos y sufrirlos más. Pero ni siquiera eso es lo que está haciendo, sentada en el comedor, mirando las manchas negras que están en absolutamente todas las paredes. Ya no es lo que solía ser, dejó de ser, para llegar a un no ser nada más. Hay un suicidio en ella, aunque no lo note, se secó, exprimió y sacó toda la sangre de sus venas, disecándose ella misma. Sin embargo continúa observando las inmensas obras de arte en el muro, pero no puede ver que entre el fondo del negro, por espacios, se llega a notar el color rojo que antes lo cubría. Lo pintó ella también, cuando en su vida todo era vivo, cuando él la amaba, y el amor no era una farsa, mucho antes de separarse, de irrumpir en el momento en que él gozaba con otro cuerpo en la cama que antes compartían. Pero se dió cuenta de que nada es seguro en esta vida, ni siquiera ella tiene la seguridad de que puede confiar en sí misma, ni siquiera ella puede decir que se mantendrá viva y que no traicionará su idea acerca del suicidio. Disecada no encuentra interés. Por eso todo es negro, donde antes era rojo, por ello los muebles están rotos, la cama hecha pedazos, donde antes todo estaba perfectamente acomodado, organizado para los dos. El colchón, quemado en algún basural, su corazón (que allí reposaba acompañado en las noches) también se fundió o esfumó en las cenizas. El negro terminó cubriendo al rojo, como la sombra que se apoderó de ella, como el pozo negro que no la deja ver más el sol. El negro eterno acabó al rojo, lo debilitó hasta extinguirlo, y por eso ella no puede notar los espacios en la pared por los que el color vivo pide auxilio, no ve la razón por la que no debería detener a su corazón, y por eso ella, y por sobre todas las cosas, hoy resuelve que ya no quiere vivir.
· alejandrita
Extracto de un cuento bifocal titulado Ella y yo - Él y yo
7 comentarios:
Hey nena muy lindo texto dice mucho y expresa demasiado
te felicito despues te paso una letra que hice
besos que estes de 10 personaje
nos vemos
hola, vengo a opinar..
la verdad es q me pardía mientras lo leía, pero me di cuenta después hacia donde iba todo, habría q leerlo de nuevo...me gusta, me inspira a q todos lo lean.,...saludos nena
Rá
que bello texto, ale.. igual de bella la sorpresa de encontrarte..
besos, señorita..
Buena prosa, aunque con final nada halagueño para los personajes.
Besos...
próximamente...
el cuento que perdi!!!!!!!!
ajajajaja o las aventuras de una persona sin memoria, suelta en la vida!!!
En otro momento este texto no me interesaría, pero hoy me parece muy bueno, mejor dicho, muy realista...
Buenisimo!
:)
good luck!
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